Rafael Maldonado – Escritor : Nobel satánico

Nobel satánico

Rafael García Maldonado | 14/10/2025

La Versalita, Ciudad Real, 12.10.25

 

Hablábamos el pasado domingo de premios y de por supuesto el premio Nobel, donde yo dije alguna boutade (y otras afirmaciones que no lo eran tanto) con la ingenua intención de epatar al burgués, si es que se puede todavía epatar a alguien y si es que sigue habiendo burgueses y no únicamente nuevos ricos. Decía que hablamos del Nobel y no recuerdo que ninguno de los cuatro dijese nada de quien era, paradójicamente, un claro candidato, reciente ganador del Formentor, un húngaro con fama de ser un autor difícil de leer, no os quiero decir de pronunciar sin parecer tartamudo o idiota. Hablo, claro está de László Krasznahorkai, y según la IA, se pronuncia Krasnajorkai. Casi nada.

Lo primero que tengo que decir es que estoy contento porque volvemos al orden natural de las cosas: a premiar con el Nobel de Literatura a un escritor formidable desconocido por el gran público. Simplemente eso, un escritor con los años suficientes y una obra contundente que recompensa una vida dedicada a hacer de la literatura lo que es o debería ser: una más de las bellas artes, con la que –junto con la música– más profundamente se llega al fondo del corazón humano. Lejos de premios incomprensibles como el de Bob Dylan, antipático cantautor que ni siquiera recogió el galardón sueco y que apuesto a que sí se interesó por la pasta, como hizo Sartre; lejos del feminismo ramplón de Ernaux y su tétrica autoficción de amantes y abortos; y también lejos de la rarita joven e insulsa Han Kang, que no tenía ni edad ni la obra suficiente para nada de esto, que son cosas de adultos y buenos escritores.

La Academia sueca acierta premiando a Krasznahorkai y me parece el mejor Nobel desde el austríaco Handke, muy diferente al húngaro pero a la vez muy parecidos en sus mundos propios extraños, personalísimos, imposibles de definir. Como de la vida del Nobel ya habrán oído los oyentes hablar un poco estos días, yo voy a lo mío, que es la recomendación de una obra, esta vez hablando desde Ciudad Real en plena ruta del Quijote, y me quiero ocupar de Tango satánico. Se publicó en 1985, y fue la primera de nuestro escritor. De entrada, a estos escritores que escriben sin argumento claro, es decir, sobre la vida, porque ya se encargó Cela de decirnos que la vida no tiene argumento tampoco, es muy difícil concretar una sinopsis o un ‘de qué va este libro’. Como me pagan para diga algo diré que el libro, una novela en la que llueve constantemente, trata de cómo continuar con la vida en un diminuto pueblo húngaro que se halla hundido por la quiebra de su cooperativa agrícola, que quizá ya estuviera comparando Krasznahorkai con el colapso y el hundimiento del comunismo, que habría de tardar aún cuatro años más. La falta de esperanza y expectativas de esa pobre gente se ve alterada con la llegada de un personaje extraño, Irimías, que a la manera de mesías bíblico genera tanto entusiasmo como temor. No destripo nada si digo que esta suerte de mesías beckettiano, tanto tiempo esperado y que puede tener también alguna semejanza con el capitalismo, el mundo libre y Godot, no cambia absolutamente nada, y que todo vuelve al comienzo, en un eterno retorno del decaimiento y la acedía, a los sueños frustrados y el suelo embarrado por la lluvia infinita de la desgracia. Es una de las novelas más extrañas que yo he leído, y aunque ahora hace un año de ello, sigue en mí como recién leída, algo, un poso literario, que sólo nos ocurre con la gran literatura: cuya recompensa, tras el esfuerzo, es impagable. Los amigos de los que uno se fía, a su vez, me recomiendan a mí Melancolía de la resistencia, también publicada en español por Acantilado y también traducida por Adan Kovacsics, recomendación que yo extiendo a los oyentes de este programa.

Para los cinéfilos, diré que en Filmin se encuentran algunas películas basadas en sus obras, dirigidas por su amigo y coguionista Béla Tarr. Tampoco son fáciles, y la basada en la novela que hoy recomiendo, Tango satánico, dura más de siete horas. Ahí lo dejo.

Larga vida a Nobel.

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