Diario de cabotaje
La memoria, la emoción, el sentimiento, la infancia, la dignidad de los pacientes, el dolor, la muerte, los recuerdos y el asombro constante de la existencia. De todo ello, como en sus novelas y cuentos, nos habla Gª Maldonado en este diario personal trufado de ambición literaria, de obsesiones —la decadencia, la pequeñez de la razón, la caballerosidad perdida, el deseo, la guerra, la inevitable soledad— y de la forja definitiva de un escritor heterodoxo y complejo.
Diario de cabotaje añade un género literario más a la sólida obra del escritor sureño, mezcolanza de la existencia propia y de las ajenas, a menudo confundidas a propósito y siempre reflejo de una vida atormentada por el desconsuelo, frágil por falta de certezas, paradójica, repleta de voces que, con sus soliloquios, hacen lo que pueden para detener la rabia de su triste destino.
Un escritor y unos diarios, en definitiva, que sólo buscan encender una cerilla en la sima insondable de la oscuridad del alma y preguntar si hay alguien ahí.