Rafael Maldonado – Escritor : Juan Benet. Una reivindicación tempestiva

Juan Benet. Una reivindicación tempestiva

Rafael García Maldonado | 31/03/2020
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Por Ángel Núñez Sánchez

 

 

Juan Benet es -junto a Pynchon, Faulkner, Borges, DeLillo, Bernhard y algunos otros- uno de mis escritores preferidos. Desde que, en mi primera adolescencia, muy a comienzos de los lejanos años ochenta del siglo pasado, leyera «Volverás a Región», hasta su prematura muerte en 1993, aguardé con expectación cada una de sus nuevas publicaciones, mientras devoraba fascinado las anteriores. La primera noticia de Benet la tuve en uno de esos párrafos en letra pequeña del manual de literatura española de Fernando Lázaro Carreter en los que se despachaba a vuelapluma a autores que no formaban parte del canon docente (yo había descubierto muy pronto que me interesaban mucho más esos autores que no iban a entrar en el examen que aquellos otros a los que se les dispensaba tratamiento honorífico).


Jamás me desalentó su proverbial dificultad. Antes bien, del mismo modo que un escalador avezado donde disfruta es escalando un ochomil y no subiendo una laderita, creo que es frente a desafíos como el de Benet -como el de Joyce, como el de Gaddis, como el de Markson, por poner algunos ejemplos- donde el lector atrevido encuentra el verdadero «plaisir du texte», por citar a Barthes. El caso es que, además de su obra completa, a la que vuelvo una y otra vez, he procurado leer estudios sobre ella, desde, no se, la espléndida «Una meditación sobre Juan Benet», de Francisco García Pérez, hasta la infumable «Juan Benet y el aliento del espíritu sobre las aguas», de Eduardo Chamorro. Como escribe el autor del libro que ahora comento, «divertirse es algo que no todo el mundo hace igual».

Así que es de agradecer que la bibliografía sobre el ingeniero de caminos, una de las figuras señeras de la literatura española del siglo XX, se acreciente con este excelente cruce entre ensayo y biografía literaria que ha escrito Rafael García Maldonado. Y no ha sido fácil, según cuenta, al menos en lo referente al anecdotario biográfico, porque aquellos que siguen vivos y formaron parte de la devota orden benetiana -Azúa, Marías, Molina Foix, Mendoza y algunos más-, esos que acudían a la mítica casa de la calle Pisuerga, en la colonia del Viso, custodian el secreto, reacios a cualquier desvelamiento; a diferencia de su hermana Marisol y Eugenio Benet, que sí colaboraron con el autor. Pero García Maldonado sale airoso del empeño y consigue un texto, en el que incluye su propia peripecia, alejado tanto del cotilleo «gualdoperiodístico» como del sopor altoacadémico. Encontramos aquí, en un tono que nunca incurre en lo hagiográfico y puede agradar tanto al connoisseur como al neófito, una somera narración de la vida de don Juan, con mucho de suposición e inventiva, como el propio autor reconoce, aunque con alta verosimilitud, huyendo siempre de los perfiles escabrosos, en la que, por ejemplo, descubro -no lo sabía- la participación de Benet, aunque no sobre el terreno, en la obra de la presa de Bornos. A ello se le suman lúcidos comentarios sobre sus obras, en los que se muestra capaz de desentrañar el «argumento» de algunas de ellas, cosa nada fácil. Y hay también digresiones literarias del autor. Entre ellas, me sorprende la confesión de su incapacidad para terminar «La saga/fuga de JB», de Torrente Ballester, una novela excepcional, y coincido plenamente con él en su denuncia de esa plaga llamada «autoficción». De manera que tenemos en este libro un muy útil mapa de carreteras para internarse en el oscuro territorio mítico de Región y, por añadidura, en la obra de Juan Benet, un autor que a estas alturas sigue resultando más necesario que nunca.

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